La Fundación Wellcome Trust esconde una de las colecciones más curiosas de medicina y antropología de Londres.

Gratis, con una librería de ciencia y curiosidades, y cafetería de tartas caseras, la organización en Euston Road, tiene uno de los museos menos conocidos de la ciudad y, sin embargo, de los más peculiares e interesantes.

A pesar de la apariencia aséptica del edificio, sus dos exposiciones permanentes, Medicine Now y Medicine Man, recogen una colección fascinante de instrumentos médicos y rituales que se acompañan con datos insólitos, obras de artistas y experimentos que hacen que nos preguntemos si todo este asunto del cuerpo humano no es mucho más extraño de lo que imaginamos en nuestra vida cotidiana.

Un tema que fascinaba al creador de este instituto, Henry Wellcome, que tras llegar a Londres desde Estados Unidos se embarcó en la moda victoriana de los viajes exóticos y compró, con el dinero de su compañía farmacéutica, un extenso repertorio de objetos relacionados con la medicina y las culturas de otros continentes.

Desde máscaras de chamanes hasta cinturones de castidad y sillas de fakir, todos estos utensilios pasaron, junto con el capital de su empresa, a la fundación que se formó tras su muerte por orden expresa en su último testamento. Un deseo que probablemente ha superado con creces sus expectativas. No sólo por los proyectos que alberga sino también porque la fundación se ha convertido en la mayor organización benéfica del Reino Unido.

Hoy en día, todos los artefactos que se muestran en la sala dedicada al fundador nos hablan tanto de este periodo de la historia de Inglaterra como de los métodos, a veces escalofriantes, que utilizábamos en el pasado o lugares remotos para cuidar nuestro cuerpo o tratar sus enfermedades. Sin embargo, esa fascinación por lo desconocido y el descubrimiento sigue presente en la colección.

Su reciente sala, Medicine Now, aborda la medicina presente con un interés similar hacia lo nuevo adaptado a nuestros días.

La relación con la comida, el debate sobre la genética o los nuevos medios de identificación que utilizan los gobiernos basados en la medición biométrica se plantean como las nuevas cuestiones que deberán resolverse entre la sociedad y la ciencia.

Aunque aquí no se trata de ofrecer respuestas sino más bien de provocar preguntas, fascinación e, incluso, sorpresa. A través de video creaciones como la de una chica de 22 años que grabó todo lo que comió durante un año o la reconstrucción ficticia de la evolución humana a partir de un pez.

Y si queréis algo divertido no os perdáis el video en el que un grupo de adolescentes ve una grabación de ellos mismos cuando eran niños. Sorprendente.