Por Bárbara M.
Gente, gente y más gente. Sabía que Londres era una ciudad popular pero al llegar aquí me quedó claro que también es populosa. Y dispar. La capital británica, hogar de acogida de múltiples razas y religiones, ha sabido mantener sus particularidades isleñas.
Y no es sólo que su moneda sea única, sus enchufes tengan tres clavijas y sus coches circulen por la izquierda. Inglaterra, Londres en este caso, da más sorpresas. La rutina de un día puede dejar exhausto a cualquiera de tanto asombro. Eso me pasó a mí.
Comenzó a primera hora de la mañana. El ajetreo del centro de Londres me engulló. El metro en hora punta no es para novatos; si dudas sobre qué dirección tomar puedes terminar devorado por la marabunta que, siempre con prisa, se dirige a su trabajo.
Pero sobreviví, y ahí mismo recibí mi primera lección de lengua inglesa: siempre di
sorry". Si pisas a alguien, di "sorry" y si te pisan a ti…también. El uso de esta palabra no responde a la lógica, se utiliza en todo momento y porque sí. Es una costumbre casi tan arraigada como las fish and chips.
Pero en Londres no sólo madruga el estrés, también el hambre. Desde las 5 de la mañana el Mc Donalds de Oxford Street sirve desayunos sin descanso. Y ahí fui yo. Tras esperar en la cola (aquí se hace cola para todo, incluso en los pubs para pedir consumición o en los semáforos para cruzar) me hice con lo mío.
Luego busqué un baño. Lo encontré previo pago de 20 peniques. Encontrar un aseo gratis en zona turística no es cosa fácil, y usarlos puede ser incluso arriesgado. Muchos conservan todavía lavabos con dos grifos, uno de agua caliente y otro de agua fría. Así que tendrás que elegir entre abrasarte las manos o exponerte a quedar congelado. Eso sí, peligro de electrocución no hay. Los enchufes en los baños están prohibidos por ley.
Sobre lo que no dice nada la legislación es sobre el generalizado uso de la moqueta, y bien podría pronunciarse, porque enmoquetar baños ¡y hasta cocinas! tiene delito…
Continué mi periplo por la ciudad. Brillaba el sol y decidí acercarme a Regents Park, una de las zonas verdes donde se congregan cientos de londinenses al menor rayo de sol. Toallas, bikinis y tumbonas de playa -con señor que las alquila incluido- inundaban el césped. Descansé un rato. Soñé que estaba en Benidorm.
Era hora de volver a casa pero antes debía pasar por un supermercado para comprar vino.
Sorry lady, we can�t sell you alcohol". De 12 a 15 h. a petición de la policía no se vendían bebidas alcohólicas para evitar incidentes en las horas previas al correspondiente partido de fútbol de la liga inglesa.
Y por fin llegué, sin vino, claro, a casa. Al acogedor edificio victoriano de elegante porte. Donde no importa que no haya persianas en las ventanas o que para encender la luz de la habitación tenga que tirar de un cordel que cuelga del techo.
Es la peculiaridad británica. El sello made in London. Lo que diferencia a esta increíble ciudad del resto y la convierte en única.
Créditos imágenes:
"Sorry…" Mr Jaded
"queue in the Hall" Manic Street Preachers (manic ravings)
"London" mmmmichie
"London, St James Park" Robert in Toronto (Robert Wallace)
"eyes left, cars right" nomsaleena